Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la https://graysonpdvr378976.blazingblog.com/38570414/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi